ERRORES MORTALES
Ya estamos hartas de errores mortales. Que a estas alturas haya fallado la pulsera electrónica del asesino de Pontevedra debería servir para que se replanteen no sólo el seguimiento de los asesinos, sino el concepto de protección. No se trata de hacer leña del árbol caído ni de hablar a partir de titulares como éste, pero algo nos hace pensar que no se toman en serio la amenaza real de muerte que suponen estos asesinos. Habrá que demostrar si los funcionarios desactivaron el pitido de alarma del GPS que llevaba el asesino, porque el sonido les molestaba. Es demasiado dramática la situación como para analizar a la ligera estas actuaciones por eso se hace necesaria una investigación para que esto no vuelva a ocurrir.